Jeje, pues te habrán salido "señoritas" las mint, a mí todas las terribilis que hemos tenido me han comido y me comen perfectamente drosófila como dieta base. Les doy hydei sobre todo para que coman más grande, pero hasta la melanogaster la comen.
De vez en cuando les doy tenebrios recién mudados porque se vuelven locas con los gusanos, se les cambia la cara y todo, y mira que no son bichos expresivos, pero se les pone mirada de locas y todo.
Si te parecen bonitas las mint, verás dentro de unos meses cuando te cojan la coloración de adultas (aún no la tienen, se les tiene que ir todo el negro), parecen pequeños extraterrestres, con ese verde menta y esos ojos tan negros y tan sólidos.
Las mint las vendimos y hemos estado un par de años sin ellas, pero en septiembre decicimos volver a comprar terribilis en Hamm. A mí sinceramente me gustan mucho más las orange que las mint, por eso la segunda vez compramos orange y no mint (y había de todo para elegir, mint, amarillas y orange), pero a mí me gusta que las dendros destaquen por su color, por ejemplo las tinctorius negras no me gustan. Las mint no destacan nada y se camuflan totalmente con las plantas. Las orange me parecen preciosas en comparación, un naranja tan intenso que las hace ver preciosas destacando con el suelo o las plantas.
Lo que sí es cierto es que las terribilis son muy peliagudas con la adaptación a un nuevo terrario o a que les modifiques el suyo. Se angustian muchísimo, hasta el punto de que introducidas en un nuevo terrario no comen, se esconden (mientras otras dendros están comiendo nada más meterlas), eso me ha pasado con todas las que hemos tenido. Y es un asunto muy serio, porque hay que comprarlas bien gorditas, porque si pasan sin comer los primeros días y ya están delgadas, corren peligro.
Las nuestras estaban bien de peso, eran jóvenes, pero más tirando a adultas, casi sin negro, y al meterlas, no comían nada de nada, miraban la drosófila y los grillos como si no existieran. Se escondían y ni se movían, si las sacabas un poco a terreno abierto para que comieran, se volvían a esconder. Pero un truco funcionó totalmente: echarles a cada un gusano de la miel espolvoreado, y fue verlo, y se volvieron locas. Al estimularlas para comer y con lo energéticos que son, al día siguiente ya zampaban drosófilas como si nada, tranquilamente.
Un saludo!