Las sanguijuelas son anélidos hermafroditas de los que existen más de 700 especies, siendo Hirudo medicinalis la más conocida por su empleo durante más de 2000 años en Medicina. Sin embargo, con el advenimiento de la Medicina científica cayeron en desuso
siendo hoy día poco conocidas. Presentamos el caso de un varón de 71 años que consultó en el Servicio de Urgencias por el hallazgo
de restos hemáticos en la saliva y sensación de cuerpo extraño en la orofaringe, descubriéndose como causa de los síntomas una infestación
accidental por este gusano. Se comenta la rareza de este hallazgo y se describe el empleo actual de la sanguijuela en técnicas de microcirugía
reconstructiva, así como los últimos estudios publicados por la producción de sustancias anticoagulantes.
Los hirudíneos o sanguijuelas son gusanos hermafroditas que carecen de sedas o parápodos, con el cuerpo formado por
33 segmentos o anillos, sin tabiques de división en su interior.
Existen unas 700 especies entre las que hay algunas especies marinas y terrestres. La mayoría son pequeñas e inofensivas, siendo generalmente su hábitat las aguas dulces.
La especie más conocida y estudiada de las sanguijuelas ha sido Hirudo medicinalis que, desde hace tiempo, se ha venido empleando con fines terapéuticos, en base no al volumen de sangre ingerido, sino al sangrado continuo que tiene lugar una vez se desprende del huésped. Esta sanguijuela mide 2-5 cm de longitud, pesa 1-1,5 g, antes de alimentarse, y contiene en su interior una bacteria simbionte llamada Aeromona hydrophila.
El rasgo anatómico más notable es la presencia de una ventosa bucal y otra posterior anal. En la parte anterior está la boca, armada con 100 dientes que utiliza para cortar la piel de las víctimas, cuya sangre le sirve de alimento, succionándola a un ritmo de hasta 5-10 ml/hora con su poderosa faringe y ventosa bucal. Entre los dientes poseen unas glándulas que segregan hirudina (descrita por Haycraft en 1884) con el anticoagulante natural más potente conocido llamado hialuronidasa, además de inhibidores de proteinasas, inhibidores de tripsina y quimotripsina con actividad antitrombótica, antifibrinolítica y antinflamatoria. Asimismo segrega sustancias vasodilatadoras y posiblemente anestésicas, que producen un estado local de anticoagulación, sin efectos sistémicos, que dura varias horas.
El tubo digestivo tiene numerosos ciegos (donde se aloja su simbionte), almacenando la sangre durante largo tiempo, pudiendo llegar a retenerla hasta 6 meses. De ella, extraerá las sales minerales y el agua, que le servirá para soportar largos períodos de ayuno.
Hirudo medicinalis se ha venido empleando desde hace 2.000 años para realizar sangrías terapéuticas1 alcanzando su época de máximo esplendor en el siglo XVIII y primera mitad del s. XIX, momento en el cual llegaron a ser una especie en peligro de extinción en Europa. Con el advenimiento de la medicina científica en la segunda mitad del s.XIX, las sangrías dejaron de practicarse y las sanguijuelas cayeron en desuso.
Actualmente, en la medicina moderna, se utilizan en cirugía reconstructiva para aliviar la congestión venosa. Este resurgir es continuo desde mediados de los años setenta, cuando un grupo de cirujanos franceses pioneros en microcirugía reconstructiva demostraron su utilidad en la supervivencia de colgajos y en los reimplantes digitales para disminuir la congestión venosa.
Las complicaciones asociadas a la aplicación de Hirudo son fácilmente controlables: se han descrito reacciones anafilácticas, migración de las sanguijuelas a la vía respiratoria, digestiva y tracto genitourinario que pueden considerarse complicaciones anecdóticas. Su uso está contraindicado en casos de insuficiencia arterial periférica y en casos de inmunosupresión.
Quizá la complicación más temible es la infección por Aeromona hydrophila. Su incidencia es difícil de establecer, pero se han comunicado tasas entre 5-20% y, generalmente, se presentan como celulitis, abscesos locales y necrosis tisular.
Se ha estudiado la sensibilidad de estos microorganismos, productores de β-lactamasas, a diferentes antibióticos, encontrando que son resistentes a penicilina y cefalosporinas de primera generación, pero sensibles a cefalosporinas de segunda y tercera generación, aminoglucósidos, trimetroprim-sulfametoxazol, quinolonas y cloranfenicol.
Hoy día, además, la sanguijuela está de actualidad por distintos estudios realizados con la hirudina, inhibidor directo de la trombina, que actúa con independencia de la antitrombina y de otras proteínas plasmáticas, lo cual se ha traducido en el descubrimiento de otros inhibidores directos de la trombina5 como el argatroban y el melagatran, que neutralizan la trombina unida al coágulo. El melagatran se absorbe mal por los que se ha modificado químicamente y, en la forma de ximelagatran, se ha convertido en el primer nuevo anticoagulante oral desde la warfarina. El ximelagatran se metaboliza a melagatran y, entre sus ventajas principales, destaca que no requiere controles analíticos. Estos fármacos están siendo investigados, en estudios clínicos a gran escala, en trombosis venosa profunda y tromboembolismo pulmonar.
Actualmente Hirudo medicinalis son criadas en granjas con finalidad médica y científica.
